Los Picos

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Vista de los Picos

sábado, 10 de junio de 2017

   HUESA: AUNQUE NO HAYA NACIDO ALLÍ

  Huesa es un pueblo de la provincia de Jaén,  situado en el sureste de la provincia. Su población no llega a los 3.000 habitantes. El fenómeno  migratorio del pueblo es tan fuerte desde los años 60 que puede decirse que una parte importante de los hueseños vive o ha vivido fuera del pueblo en algún momento de su vida. Algunos estuvieron fuera cortos periodos de tiempo, durante campañas agrícolas o en empleos relacionados con el sector servicios. Otros marcharon y nunca volvieron.
    
(Foto reciente al pie de la baranda y su pomo; a la izquierda, foto antigua de la Virgen de Tíscar. Estas son algunas de las no pocas cosas que quedan de la casa de mis abuelos maternos)

   Mis padres y mis abuelos y todos mis tíos nacieron y vivieron en Huesa. Yo no. Poco después de casarse, mis padres emigraron. Yo ya nací en Málaga, que es el lugar donde he vivido 3/4 de mi vida. He vivido pequeños períodos en otros lugares que no voy a enumerar, porque tampoco tienen mayor importancia. Lo realmente importante aquí es tratar de explicar, en primer lugar a mí mismo, por qué siento que pertenezco a un lugar en el que no nací y en el que no fui al colegio y en el que nunca he vivido de manera  permanente.

  El otro día hice un cálculo del tiempo que más o menos he pasado en Huesa. Es verdad que en mis casi 50 años de vida no he faltado casi ningún año a pasar allí alguna temporada. De niño y en algunos momentos de la adolescencia pasaba varios meses al año, repartidos (normalmente aunque no siempre) entre los periodos vacacionales escolares. Posteriormente han sido periodos más cortos de semanas o incluso días, repartidos en visitas puntuales en diversos momentos del año. Conté por encima estos periodos y resultó que el porcentaje de tiempo que yo he pasado en Huesa es en torno al 7 u 8 por ciento de mi vida.
   En principio, cabe pensar que es un porcentaje pequeño de una vida como para afirmar que "uno se siente de allí..."


(Mis padres el día de su boda en Huesa, en enero de 1965)

  El caso es que a mí nunca me ha cabido duda. Y así, por ejemplo, cuando mi familia y yo vivimos varios años en Cataluña alrededor de 1970, nosotros éramos "gente de Huesa que vivía en Cataluña"(por otra parte, como tantísimos otros). No hubo tiempo para echar raíces. Cuando la familia se volvió a instalar en Málaga, nosotros éramos "gentes de Huesa que vivían en Málaga...".Y aquí sí hubo tiempo para "echar raíces", porque ya dije antes que he vivido aquí  3/4 partes de mi vida...pero las raíces no se echaron. Málaga es una ciudad maravillosa que nos acogió muy bien. Pero mi familia y yo seguimos siendo "gentes de Huesa que vive en Málaga...".

  Y así, antes y ahora, seguimos comiendo las comidas típicas del pueblo, y cuando conversamos es muy probable que se hable de asuntos del pueblo. Y siempre hemos mantenido contacto con otros hueseños que vivían o viven en Málaga. Y aunque hemos perdido en gran parte el acento, hay algunas palabras que seguimos usando y que sólo alguien del pueblo puede decir (se me viene a la cabeza ahora mismo la palabra "esturrear...". Los que sean de allí la entenderán). Así es como lo sentimos.


(Mi madre en la calle Real, hacia 1963)

  Y es que, como todo en la vida, el sentimiento puede más que cualquier elemento de hecho. Es evidente que la infancia y la primera adolescencia juegan un papel fundamental a la hora de forjar un vínculo emocional con gentes y con lugares. Pero claro, incluso así, podrían haberse forjado vínculos emocionales con otros lugares en los que pasé bastante tiempo,  más tiempo que en Huesa... Pero no fue así.
  Nunca había dado importancia a esto y nunca me había hecho estas preguntas. Soy además una persona que se encuentra siempre bien en cualquier lugar donde vaya y poco amigo de banderas y fronteras. Para mí, mi casa es el mundo. Y la razón siempre la pongo  por delante de la emoción. Pero hay cosas que se sienten. Y son sentimientos legítimos. Y bonitos.

   Fue hace 4 o 5 años cuando me di cuenta de estas cosas y comencé a preguntarme por ellas. En efecto, fui al pueblo a pasar varios días con motivo de la festividad de San Silvestre, que es el patrón del pueblo y que se celebra el día 31 de diciembre. Aquellos días fueron intensos y deliciosos. Y es que desde 1990 mi relación con Huesa se había minimizado. En esa fecha me fui de casa, me casé e inicié una vida muy distinta en muchos aspectos que no viene al caso relatar aquí. Mis visitas al pueblo, desde ese año, eran escasas. Una o dos veces al año pero con estancias de muy pocos días. Dejé casi de ver a los amigos que tenía. Muchos de mis conocidos y familiares habían emigrado. Otros, desgraciadamente, ya no estaban entre nosotros. La vida pasaba... Pero ese año, en San Silvestre, recuperé gran parte de la "magia" y de las sensaciones que sentía cuando era un niño e iba al pueblo. Volví a encontrarme con un montón de gente, familiares y amigos a los que hacía tiempo que no veía. Hubo charlas, risas, recuerdos... Y un montón de gestos y de detalles que me hicieron sentir que aquel era mi pueblo. Han pasado varios años desde entonces. En estos 2 últimos años he aumentado mis visitas a Huesa. Incluso he hecho nuevos amigos. A través de internet mantengo contacto con bastantes personas y siempre estoy al tanto de la actualidad de la vida en el pueblo.


(Mis abuelos paternos, Juan Ramón Y Antonia. Sentada a la izquierda, Tía Florentina, hermana de Juan Ramón. Foto tomada hacia 1975 en el patio de su casa de Huesa)

   Hace unos meses volví a preguntarme qué es lo que me vincula al pueblo. La respuesta fue que son las sensaciones, los recuerdos, incluso los "olores" que quedaron grabados de manera imborrable en mi mente. Emociones derivadas de experiencias vividas en la infancia y la adolescencia en pequeños periodos de estancia, cierto. Pero a lo largo de muchos años.

   La casa de mis padres en Huesa está en el mismo sitio que la de mis abuelos maternos, en la llamada Calle Real del pueblo. Es verdad que puntualmente he pasado algunos días o algún periodo en alguna otra casa del pueblo. Pero casi siempre  ha sido allí donde he residido los días que he pasado en Huesa. Cuando abro la puerta de la calle, la vista de  la Calle Real que se abre a mis ojos es la misma que he tenido en pequeños periodos, pero durante casi 50 años. Muchos años como para que no se forje un sentimiento sobre esa imagen de esa calle. Y sobre otras muchísimas calles y lugares del pueblo y sus alrededores.

   Hace unos días decidí abrir este blog. Como otros blogs que he abierto, el objetivo principal es escribir sobre temas que me gustan. Por el puro placer de escribir. Porque me gusta escribir. Sin más. Pero al publicarlos en internet, sé que, al menos potencialmente, quedan abiertos a que cualquier persona pueda leerlos si así lo desea. Se pierde la intimidad que tiene un diario personal; pero, por otro lado, se comparten ideas y sentimientos con mucha gente. Creo que esto es preferible antes que la privacidad. Creo que es bonito que quede constancia de que hemos estado en este mundo. Alguna de nuestras ideas puede servir a alguien alguna vez. Y para eso, Facebook, internet y las nuevas tecnologías en general son un instrumento maravilloso. Alguna gente lee algunas veces mis artículos. A veces gustan y a veces no. Siempre escribo con respeto. Y así seguirá siendo.


(Pared lateral de la actual cochera de la casa, de donde siguen colgando utensilios usados todos en tiempos de mis abuelos: varas de aceituna, espuertas, escoba, etc)

   No sé cuantos artículos añadiré a este. Depende de muchas cosas que yo ahora mismo no puedo controlar: tiempo, ganas, recuerdos que puedan ir viniendo... Trataré de contar recuerdos y detalles que expliquen, en primer lugar a mí mismo, mi vinculación con Huesa. No mencionaré nunca a nadie por su nombre. Ni a amigos, ni a familiares ni a conocidos. Como mucho diré "mi madre" o "mi hermana" o "un primo" o "un vecino" o "un amigo"... Pero no daré nombres. No quiero que nadie se sienta molesto. Es cierto que no voy a contar nada feo . Pero muy probablemente la gente no querrá verse mencionada en las historias que yo pueda contar. Sí daré fechas, nombres de calles, nombres de lugares, descripciones de hechos, etc. Como excepción casi obligatoria, aparecerán nombres de personas pero porque están vinculados de manera necesaria a locales comerciales, bares y lugares del pueblo que sólo podrían reconocerse mencionando al "dueño" o a la persona que le da nombre. Así, por ejemplo, si cuento algo que pasó en la Fuente del Popi, podré decir cuándo pasó y qué fue lo que  pasó, si estaba o no con alguien... Pero no mencionaré nunca la persona con la que estaba. Ni tampoco diré nada del Popi. Pero, para dar cierta consistencia a mis relatos, sobre todo si alguien del pueblo alguna vez los lee, creo que es conveniente decir que tal o cual cosa sucedió en la fuente del Popi.

Un saludo.

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