Los Picos

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Vista de los Picos

domingo, 30 de agosto de 2015

   DE CÓMO EL PASO DEL TIEMPO NO BORRA CIERTAS COSAS

  Hasta ahora he escrito 4 artículos en este blog. En ellos he resumido la historia de mi relación con Huesa. Pensé en un principio que me saldrían un par de artículos más para recoger esa trayectoria. Pero 4, bien condensados y recogiendo lo más esencial, han sido suficientes. Pero falta algo. Falta que ponga algunos detalles y anécdotas que "certifiquen" mi vinculación con el pueblo, con su pasado y con su presente.

  Ya mencioné la posibilidad de dedicar un artículo a palabras, expresiones, costumbres y situaciones de la vida cotidianas  muy propias de Huesa (algo así como un "No eres de Huesa si no..."). Y de dedicar otro a establecer una especie de "relación necesaria" entre lo que viví hace 40 años y lo que puedo vivir en alguna de mis visitas recientes al pueblo (algo así como " gracias a que viví aquello hace mucho tiempo, ahora he vivido esto"). después de recapacitar un poco, creo que ambos pueden ir juntos. A ver qué tal queda.


(En la actual casa familiar de la calle Real sigue habiendo utensilios y recuerdos de hace más de 50 años: cantarera, lebrillos, sillas, etc)

    Ya expliqué al principio de esta serie de artículos que no era mi intención hacer un relato exhaustivo y detallado de hechos y experiencias. Eso lo dejo para mis recuerdos. Simplemente trato de explicar mi unión emocional con el pueblo, pese a que el tiempo efectivo pasado allí es proporcionalmente escaso en el cómputo global de mi vida. Y, en efecto, en todos los  artículos, he recogido lo más esencial: líneas generales junto con alguna anécdota importante. Téngase en cuenta que, al comprometerme a no dar nombres, estoy muy, muy limitado. Pero no importa. Porque no era necesario  entrar al detalle y porque creo que el objetivo lo he cumplido.

   He pensado que la mejor forma de escribir este artículo es dividiendo el relato en dos momentos  históricos distintos. Uno en 1975 (con mención a algún detalle de 1976)  y otro en este 2015. ¿Por qué 1975-76? Bien es cierto que podía haber sido también antes o después a lo largo de la década de los 70. O incluso en algún momento de los 80, sobre todo en su segunda mitad, donde hubo mucha frecuencia e intensidad en las relaciones con el pueblo. Pero quizá es en 1975-76 cuando yo, siendo niño, no tenía ninguna duda de que aquel era mi pueblo. Conocí e hice mío todo lo de Huesa: amigos, familiares, vecinos, calles, campos, costumbres, palabras, etc, etc. Y ya quedó impreso para siempre. Mucho más cuando en años posteriores siguió aumentándose el bagaje de hechos y experiencias  "hueseñas". Dicho esto, procedo  redactar el texto de hoy.
    
(Con varios amigos del grupo de "ochenteros" a la puerta de uno de los pubs del pueblo)

Junio de 1975.

   Como cada mes de junio, mi madre, mi hermana y yo llegamos al pueblo en autobús. Yo tengo 9 años de edad, aunque pronto cumpliré 10. Mi hermana es 3 años menor que yo. En el autobús que nos trae desde Jaén hasta Huesa, un primo hermano de mi madre nos reconoce (recuerdo sus palabras:"¡hombre, prima...!") y empieza a hablar con nosotros. Todavía recuerdo la charla. Él era (y es) muy dicharachero y no faltaron bromas, canciones, menciones a gentes y hechos del pueblo.

  Llegamos a Huesa. En ese momento, todos mis abuelos  aún viven y mantengo con ellos bastante relación. Después de los saludos de rigor, salgo a la calle y juego con los niños del pueblo. En la pista y en el jardín, en la calle de la escuelas, en las Marraneras, en el Llano... Y detrás de la iglesia . E incluso en las "casas nuevas". Los días están llenos de actividad. Voy a la Vega de la Higuera. Y al "Rincón". Y "huelo" y vivo todo lo que tiene que ver con la actividad agrícola del pueblo. Veo  las bestias de carga ir y venir. Y escucho a mis abuelos hablar siempre de la tierra. Y recojo almendras. Y en invierno aceitunas. Y, aunque nunca fui a coger alcaparrones, sé perfectamente cuál es su planta. Porque medio pueblo iba a diario a recogerlos para ganarse el sustento.


(Haciendo cola para recoger mi "torta de San Marcos" en 2015)

   Me es fácil darme cuenta de que en Huesa usan palabras distintas  a las que he oído y oigo en mi lugar habitual de residencia (normalmente Málaga). Por no hablar de la entonación en la frases, tan característica  y difícil (o mejor dicho, imposible) de reproducir en un escrito como este. En efecto, en Huesa hay preferencia por ciertas palabras. Y, así, se dice "pitote" (por botijo); "esturrear"(por esparcir); "zagal/a" (por niño/a); "panocha" (por mazorca); "zahúrda" (por pocilga); "zafa" (por palangana); "faca" (por cuchillo grande)...

  Y se comen migas, y gachas, y talarines y maimones y gazpacho (normalmente para acompañar las migas, y con ingredientes muy distintos al gazpacho de otros lugares). Y en la matanza , junto a la morcilla y al chorizo, se hace una cosa que se llama "relleno" y que nunca he visto en ningún otro sitio. (Al parecer es algo propio de algunas zonas de España, incluida la provincia de Jaén. Después de investigar, he visto que en otras partes le llaman "morcilla blanca". Para mí es y será "relleno").

  Y son muy propias del lugar (y, por supuesto, de sus alrededores) expresiones del tipo "tú veráh" "ea", "te va' a comer un jano",etc. Y deformaciones fonéticas del tipo "trempano"(por temprano), "ande"( por dónde), "cualo/a" (por cuál), "otavía" (por todavía). Por no hablar del siempre presente "cuche".

  (Dejo de lado muchas palabras que son en realidad propias de cualquier zona agrícola y que, aunque yo las relacionaba con Huesa, en realidad están extendidas por casi todo el territorio de habla  castellana: Cebero, trébedes, espuerta, acequia, compuerta, caz, albarda, capacho, costal, orujo, etc, etc ).

  Y voy a los bares a recoger las chapas de las bebidas  y a jugar a los futbolines y a escuchar la música de los "jukebox" (máquinas de poner discos). Está de moda "el Bimbó" de Georgie Dann; y el año siguiente, "Europa" de Santana... Y otras muchas que harían la lista  muy larga, pero que no recogeré porque no es ese el objetivo de estos artículos.

  Y voy a misa, y me corto el pelo en las barberías del pueblo, y compro el pan, y voy a por la bombona del gas (aquellas pequeñitas de color azul). Y corro y me lo pateo todo y juego y huelo y siento...Y llega el 8 de septiembre. Y voy  con varios de mis tíos y muchos primos  a Tíscar a la romería. Y después empieza la feria de Huesa, que dura hasta el día 11. Y veo cómo la gente va saliendo en autobuses para la vendimia en Francia. Eso, igual que cada año, significaba que pronto acabaría el verano y que debía volver a mi lugar de residencia  habitual.

Agosto de 2015.

  Decido ir al pueblo a pasar unos días. Estuve en abril para San Marcos.  Pero hace tiempo que no voy a la feria y quiero ir. Además, hemos quedado para vernos  un grupo de amigos que nos relacionamos por internet y que, en general, viven fuera de Huesa. Al subir en Úbeda en el autobús que lleva a Huesa, una señora mayor me dice: "¿Tú no eres el hijo de la Poli?". Sí, ya me han reconocido. Incluso me da detalles de unos tíos míos a los que ha visto hace un rato en Úbeda. El autobús es en realidad un minibús para unas 15 plazas. Se escuchan conversaciones sobre el incendio reciente que ha asolado la comarca, sobre la vendimia, sobre Collejares, sobre los "quesaeños", etc. Está claro que ya estoy cerca de Huesa.

  Llego a Huesa. En la plaza y en calle Real veo a los primeros conocidos. Cruzamos  sencillos saludos.  La estanquera (con la que yo jugaba cuando era niño) también me saluda. Por supuesto, por mi nombre. Algunos  vecinos también me ven. Más saludos. Parece  que el tiempo no ha pasado...

  Por la tarde voy al polideportivo. Hay partido. Saludo a más gente. Incluido al alcalde del pueblo, viejo amigo de mi familia. Y después del partido me dirijo a la pista, donde hay previsto un espectáculo de magia. Y por el camino tropiezo, saludo y abrazo a un montón de gente (calculo que a unas 20 personas). Incluso paro un momento a visitar a una prima, cuya hija vi en el polideportivo minutos antes. No me lo puedo creer. ¿Cómo puedo conocer a tanta gente? Además, todos me llaman por mi nombre. ¿Hay algo más bonito que esto?


(Con Ángel Padilla, alcalde del pueblo, en el Cerro de San Marcos. Nuestras familias se conocen desde hace varias generaciones)

   Mi hermana llega al día siguiente. Seguimos con salidas, visitas, etc. Lugares, bares y locales a los que ya íbamos hacia 30 o 40 años. Salimos con viejos amigos . Pero también con otros que hemos  hecho recientemente. En la "Pista" saludo a otras 7 u 8 personas. Y al día siguiente voy a misa y conozco, al menos de vista,  a la mitad de los feligreses (sobre todo a los de mayor edad). Y sale la procesión y es un vecino y conocido el que tira los "cohetes".... La conclusión es que no me siento extraño en el pueblo. Ni mucho menos. Pero aún hay más.

  Durante esos días hago varias gestiones en relación a las tierras de mis padres. Voy a una gestoría. Y a otra . Y a otra. Conozco, al menos de vista (pero a algunos también personalmente) a todas las personas con las que hablo. Y voy al Ayuntamiento varias veces para seguir con las gestiones. Y conozco a la mitad de los funcionarios. Y acompaño al colono a una gestión en la calle Guadiana. Y al día siguiente voy a la cooperativa... y también conozco al encargado. Y vamos a lavar el coche y el dueño del negocio es también  un viejo amigo con el que charlamos durante un buen rato e incluso no nos permite pagar el servicio. Y vamos a un bar a tomar algo y la camarera nos saluda efusivamente  y afirma que se alegra mucho de vernos porque "nos hemos  criado juntos". Y todos me llaman por mi nombre. Y a mi hermana igual. Increíble...


(Cuando se llega a Huesa por carretera, lo primero que se suele ver es "El Caballo", que es parte de las estribaciones de la Sierra de Cazorla)

  ¿Cómo es posible esto? Es cierto que  desde 1990 mi contacto con el pueblo ha sido escaso (apenas 1 o 2 visitas al año, con duración de muy pocos días). Y también es cierto que (salvo algunas excepciones) no conozco a casi ninguno de los chicos jóvenes y niños del pueblo. La respuesta es sencilla: en los 70 y en los 80 la relación con Huesa fue tan, tan grande, que 25 años después, siguen vivos muchos lazos. Muchos más de los que yo pensaba. Y es para mí motivo de gran alegría. Porque cada vez que llego al pueblo, paso por la fuente del "Popi", cruzo la plaza  y subo por la calle Real, siempre tengo la sensación de que he llegado al sitio de donde yo soy. Aunque yo no haya nacido allí y haya pasado casi toda la vida fuera. Pero lo siento así. De otra manera no se puede explicar lo que he vivido en esta visita de agosto de 2015. Que, por otra parte, es muy parecido a lo que he vivido en muchas de mis recientes visitas a Huesa.

  Bueno, en principio, creo que ya he explicado por qué siento esta vinculación tan grande con Huesa. Creo que estos 5 artículos han sido suficientes. No obstante, no descarto la posibilidad de escribir algún artículo más. Incluso creo que es probable, porque se me han quedado muchas, muchas  ideas en el tintero. Cuando esas ideas adquieran una forma adecuada para ser pasadas a un texto, puede que me anime a escribir algo más. 

  Y deseo añadir algo más: hace ya algún tiempo que di instrucciones para que en su momento mis cenizas sean esparcidas al pie de algún olivo de los que rodean al pueblo.

Un saludo a todos.


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